Nos faltan 43

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viernes, 4 de marzo de 2016

Que bueno que sólo es un cuento...

Esta bien que esto sea sólo un cuento. Pero requiero claridad sobre mi relación conciertos personajes. Por todas mis relaciones. Por su salud. Por su momento. Por su integridad. Quiero ser un analista profundo de nuestro devenir.
Entender el proceso no es vivir en la mente.
Entender el proceso es vivir en el estómago. En los pies. Las manos. El pecho. La garganta.
Entender el proceso es conseguir. Descifrar.
 Somos capaces de hablar con palabras que no comprendemos.
 Luego entenderemos.
 Somos capaces de devenir a la altura de la exigencias de la situación.
¿ Qué es que seamos capaces?
Buscamos ser minuciosos con los detalles de nuestra condición.
Esto es sólo un cuento. Y como otros cuentos… resuena.
Es suficiente con lo que soy para que me atreva a nombrarme.
 Auto-nombrarme.
 Esto es sólo un cuento y en él se atraviesan los cuerpos. Su dolor. Su qué sé yo.
 Esto es sólo un cuento. Una cuenta. Perteneciente a una cuenta más larga. Siendo ahora eterna. Y después pasado. Que no ocupa aparentemente. Que siempre influye. Ahora vuelta música. Vuelta fantasma.
Esto es un cuento que cuenta con una cuenta: darse cuenta.
Sobre la protección.
Sobre la ausencia.
 Lo auto.
 El hablar a distancia como si permaneciéramos de frente.
Sobre los recursos telepáticos.
 Sobre las posibilidades del autoconocimiento.
Sobre su papel en la guerra que enfrentamos aquí. Allá. En ambos frentes. Que se transforman. Se multiplican.
 Sobre cómo ser solares. Salares. Mercurios. Sulphurs.
 Un cuento sobre la salud. La alquimia.
Para escuchar al propio cuerpo. Aún frente a la máquina. Su propia vibración. Función.
Esto es una intención. Un sueño. Una búsqueda. Es sólo un cuento. Sólo les cuento que sería un sueño que un cuento que no es mi cuento me contara cómo recoge confianza en cada acto. Cómo cada cuento es un cada acto. Como todo cuento es toda obra. Como obra la magia. Como dice lo que no comprendemos. Que enunciamos. Que re enunciamos. Agarramos el hilo sobre la marcha. Y no hay necesidad de que las cosas sean distintas. Se dice y aparece. Las cosas devienen. No son.

Re leo. Me envuelvo en el mimismo de nosotros. Esa auto-referencia es mi guía. Yo soy ustedes. Y ustedes son partículas subatómicas. Cuerdas vibrando. Ustedes son sombras. Figuras. Y ustedes son ahora. Y ustedes son vitaminas y minerales. Y son piel. Corteza. Rocas.
Y ustedes son voces. Y apariciones. y cada une un misterio. Y cada une su propia suerte. Su propio dolor. Su propio cuerpo. Su propia decisión. Ustedes soy yo. Somos une. Conecta. Y aciertas. Fluye. Fluimos. Volamos. No nos rendimos. Con la música. Sin autoelogios. Vamos juntes en este sueño. La vida no es sueño. La vida es nuestro cuerpo. Nuestra pregunta. Nuestra. Armando. Conectando. En una conversación andando. Cada une con alguien. Siempre distinto. Nunca lo mismo. Todo el tiempo nosotros. En el fondo une.  Y en la profundidad construye hacia los lados. Hacia más abajo. En la superficie. Cielo.
Que bueno que esto es sólo un cuento. Que no modifica lo que estás pensando. Que no transtorna. Que no lo digo para que suceda. Que no lo digo porque sepa lo que digo. Que ni lo digo. Lo escribo. Que yo soy el que está acá. Aquí. Ahora. Que sé localizarme en el océano de voces. Osea que no se localizarme. Que lo intento. Y tamos. A mano. Ahora.

Que bueno que sólo es un cuento. Que no me encuentro ahí buscando. Que no estamos por toparnos con una nueva manera de comunicarnos. Que sobre eso es el cuento. Que los que nos guían son variopinta. Hermosa Palabra. Flores. Colores. Y lo que destella la estrella de las voces del viento. El jaguar. Y todo lo manifestado. Que penosa es la forma y que precario nuestro conocimiento del mundo. Que no tenemos otra palabra para nombrar esta esfera. Esferas de luz que somos. Cómo nos quejamos. Sentimos. Y no vemos que somos la esfera. Y más adelante las esferas. Y más allá una vía. Y más allá. Por ahora no hay nada.
Y me descubro en este que sólo es un cuento. Y que bueno. Porque me ire de aquí a lo que tenga irme. Y me iré en paz. Y me ire contento. Y me iré observando. Ya sé que iremos lastimando. Y que nos lastimarán. Ya sé que contemplan cada uno de nuestros pasos. Y que les encanta amenazarnos. Ya sé que no son ustedes. Ya sé que soy yo. Yo soy une. Ustedes son con quienes converso. Con verso. Intento. Descifro. Decir algo. Que no se haya dicho. Que abra caminos. Que me recuerde amigos. Amigas. Que me haga llegar más lejos. Yo me tomo en serio este juego. Y yo soy la mitad de une. Y todo me completa. No una media más. Sino tantas fracciones.
Y es cierto. Soy 22 millones de células. Más las suyas. Somos millones de cosas. Sé millones. Sé milla. Sé mí Jah. Sé un dios. Que los hay. Que hablan. O que escuchan. Se una oh! diosa. Sé respetuoso con la tierra que sostiene tu caminar y tu horizontalidad cada noche. Sé ella. Que es guerra y armonía. Y si lo digo nada cambia. Y si lo digo ella no se lo toma personal. Y sí! Lo digo. Si ella habla, habla con nosotres. Los de siempre. Nunca iguales. A veces parecidos. Dos. Y todo lo no manifestado.  Une. Sé sin cero.

Y están todes. Y aparecen y desaparecen. Y así es en la quinta dimensión. Dí. Menciona. Amorcito amorcito. Sí esto es un cuento. Que bueno. Tengo la oportunidad de decidir cuándo detenerme. Cuando estoy conforme con lo que les escupo. Y con todo lo que les quiero. Y aparecen. Y desaparecen. Y yo de dónde vengo. De qué sirve saber dónde nacimos. Qué equilibrios manifiesta este cuerpo. Es esfera. Es delirio. Es agarrar el camino. Otra vez. Escuchando. La única clave. La única llave.La única y original. La mitad. La fracción. Lo que había. Lo que abra. Lo que cierre. Lo que crea. Imagina. Complica. Y sólido y  en sombras. Ayudándome de lo que hay acá para mí. Para seguir este intento. Que re suena. Que vale. Que es para mí. Que soy une… de ustedes.

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