Nos faltan 43

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martes, 4 de marzo de 2014

Unas aleatorias palabras...

Que importancia tiene todo este acto, si todo es aleatorio, versaba mi mente anoche,   caminaba por una de estas romanas calles que rodean el espacio que tranquila y deliciosamente habito en compañia de unas maravillosas mujeres. Pensaba que todo lo que me pasaba era sencillamente aleatorio, incluyendo la enteridad de mi biografia personal, no me importa que enteridad no estè en la RAE, la RAE y su poder en la conciencia de los policias de la ortografia son aleatorios, puedo elegir cagarme en ellos.

Pensaba en lo aleatorio de toda la cultura, pensaba en que para alguien podria ser importante saber que la cultura siempre es mas o menos impuesta, que no està en nosotros puesn, es aleatorio que haya nacido donde naci, es aleatorio que donde naci tuviera el nombre que tiene, porque los que decidieron ponerle el nombre que tiene son aleatorios a su vez, sus biografias, sus nombres, sus etiquetas todas.

Pensaba que la forma en la que nos vemos entre nosotros son formas aparentes creadas por un estructura aleatoria en medio de otras, que es dominante por su naturaleza competitiva y antagònica, y creo por eso, porque percibo y vivo otras formas, estoy seguro de que no es la ùnica que fabrica etiquetas, pienso que existen otras a su alrededor, que ponen etiquetas segun otros aleatorios valores, que no descansan sobre la aleatoria idea por ejemplo, del individuo exitoso, o del heroe que libera al pobre de su miseria, o del que sabe lo que sabe y va en medio de la guerra directo a su encuentro con Dios, sin voltear a su alrededor, o el que salva a su familia de la miseria de la cultura aislàndola de los demàs... no no no, creo que lo aleatorio tiene la ventaja de ser un infinito de posibilidades de entender los propòsitos de los seres...

 Me preguntaba sobre lo que no es aleatorio en la vida, cuál de todos los hechos humanos puede decirse que es así, de  esa determinada manera y todos lo sabemos, y pensé en las leyes de la física, pensé de inmediato en cosas tan regulares que parecería un capricho desgastante preguntarse, y de hecho lo es,  y es que para mi es un hecho  que las leyes de la física son solo otras etiquetas de la cultura, y que en esencia somos completamente ignorantes de su funcionamiento para el gran universo, pero pensé: que hueva! que aleatoria búsqueda! primero quisiera entender algo de mi siguiente movimiento y luego si un día hay mucha voluntad y mucho mucho tiempo para clavarme, veré si puedo entender una millonésima parte de la funcionalidad esencial de la materia que no constituye el pequeñito universo de lo conocido.

Pensar en esas cosas y querer resolver algo de la propia existencia, que comienza en este momento, es como ir leyendo un libro de como caminar adecuadamente mientras uno camina y estrellarse contra un poste.

Todo lo que ayer pensé acerca de lo aleatorio de la vida, ayer lo abandoné por razones igualmente aleatorias, ahora no las recuerdo, pero en ese instante fue más importante que cualquier pregunta sobre lo que permanece en el universo.

Hoy por atención a quienes como yo algunos días se sienten solos  en la inmensa oscuridad de la materia invisible pensé en que sería bueno compartir esto, que de pronto me hace ver como lo sencillo prevalece sobre lo complejo, hoy sólo me ha importado una sola idea en todo el día, que puesto en una frase sería: Me gustan los días en los que recuerdo que lo importante es caminar... Caminar atento, para no golpearse con algo o por si de pura casualidad ves unos ojos que decidan mirarte también, o unos camaradas que sean la pura buena onda y te inviten a caminar con ellos...

Hoy de lo aleatorio pienso decir y escribo ahora, cuando lo aleatorio de la vida te avasalla y te hace polvo, lo aleatorio del momento es bálsamo puro...  y es que ya recordé por qué abandoné esa conversación conmigo mismo sobre lo aleatorio... fue un árbol! un árbol grande y distinto a los demás  en la avenida por la que se paseaba se convirtió en lo más importante del mundo, lo digo porque al verlo, en un tiempito que salí de mi existencia mental, recordé respirar profundo... y ahí me acordé de vivir... y esas ganas de vivir por vivir, sin saber a dónde todo va y de dónde viene es lo único no aleatorio que me queda y lo último que pretendo convertir en tan sólo un idea, prescindible y aleatoria como todas...







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