Nos faltan 43

Nos faltan 43

lunes, 29 de diciembre de 2014

Queremos vivir

Nosotros hacemos que la vida perdure…
Hablando con el espíritu, sabemos que en su palabra, hallaremos
el camino, para hablar con la verdad,
no hace falta nada ya,
Tenemos todo en nuestro ser,
nada se nos ha perdido.
el alma infalible,
los que nos hemos caído,
quedando irreconocibles,
exiliamos el olvido,
de quienes no están aquí,
Escucharemos su historia,
Y cuando falte comprensión,
Escucharemos al alma.
Vamos por donde queremos
Escuchamos constantes para un espíritu en expansión,
queremos llegar muy lejos,
Aunque no vayamos veloces,
Queremos vivir,
Queremos…  nos quieren….
A la vida sonreimos…

Para hablar con el que sabe.
Sólo hay que saber distinguir,
El que pide la palabra con un gesto,
que se convierte en provenir,
que extiende el sendero largo,
de nuestra palabra en el devenir,
el ejercicio del alma,
es la poesía del vivir.

Ya no hay que arreglarle nada,
Al pasado que pasó,
La crítica más esperada,
Es la que nunca ocurrió,
La que daba por sentada,
Que  a todos haría feliz,
Que mandara a la chingada mi
 Máscara y mi desliz.

Siento ataques epilépticos,
Delante de la computadora,
No creo que sea nada grave,
Nomás me andaban dando ahora,
Ya me han pasado otras veces y no he puesto atención,
Es por tanta computadora,
Así no jala la acción,
 Mejor la apago ya ahorita y cuido mi imaginación…

Para mejores futuros, de playa, tierra y sensación…

Al estudiante que usa la asamblea para alargarse el pito, mientras todo estalla.

De qué está hecha nuestra indolencia?

De qué está hecho aquel momento en el que todo queda para después, en el que toda nuestra potencia se vacía y se queda contenida en un medio grito, en un medio silencio…
De qué está hecha la palabra que emerge de nuestros hocicos cuando nos sentimos agraviados por esta violencia de Estado a la que le gusta hacerse pasar por democracia, a la que le gusta suplantar la voluntad de la población por la voluntad de unos poquitos muy enfermitos de poder.
Con qué cara miramos al espejo en el día a día? Con la misma que se regodea con la miseria del otro sólo por la necesidad de sentir un consuelo ante el propio vacío? Con la que se complace de no ser anarquista porque eso son unos vándalos? Con la que se complacen de no ser de AP porque esos son todos unos vendidos? Con la que se complacen de no ser chairos porque esos son unos pachecos mariguanos? Con la cara de aquel que disfruta mucho no siendo señalado? Eso es pura y llana cobardía, y esa cobardía es la que ha conseguido separarnos como generación al menos desde el 99, última vez que todas las facultades alcanzaron un acuerdo inicial de participación política con un objetivo común.

Es muy lamentable el hecho de que estemos apenas intentando organizar una respuesta frente a una bestia que lleva suelta por lo menos 26 años, y que por lo visto, lleva al menos 8 años siendo una bestia adolescente en plena euforia. Al menos ocho años lleva suelta asesinando y descuartizando personas en todo el territorio, y con nuestra complicidad, ¡sí!, aunque nos duela admitirlo frente al espejo. Todas y todos los que legitimamos con nuestra participación los circos electorales de 2006 y 2012. Todas y todos los que eludimos apoyar las luchas de otros gremios, por “no representar los intereses del estudiantado” Está claro que nadie está en posición de adelantarse a los hechos… o ¿sí lo estuvimos?

Me parece que es momento de asumir nuestra responsabilidad en la catástrofe nacional, va a ser muy fácil buscar culpables, y hasta puede ser sencillo encontrarlos, siempre que no seamos nosotros claro, ese es el verdadero problema. Todos queremos que la situación se resuelva y que el país sane de sus profundas heridas abiertas, pero en lo general, no nos estamos planteando renuncias que en este momento son trascendentales.

No nos planteamos, por ejemplo, una lucha más allá de nuestra condición estudiantil, tenemos harto miedo de perder esa posición, no vaya a ser que nos quedemos sin chamba en el futuro… hay que ser previsores y ordenados con nuestras prioridades personales ¿no? Lo de la lucha pus es como una buena onda que tiramos ¿no es así?

Parece el mismo juego de siempre, que todo el mundo cambie, pero que el paro sea sólo de 72 horas, no queremos tampoco perder tantas clases, no queremos afectar a los compañeros que no están de acuerdo con que se impongan medidas, somos muy democráticos, por eso vamos a la Escuela. Queremos ser demócratas para no ser autoritarios, damos por sentadas tantas cosas como generación…

Qué de democrático tiene que ante la desaparición forzada de más de 30 mil personas nosotros queramos en lo posible mantener cierta normalidad?  Cómo es eso posible? No estaríamos imponiendo esa normalidad a la gran mayoría de la población en el país que se encuentra secuestrada en sus casas por temor a ser levantados por unos sicarios al servicio del poder que nuestra Institución legitima con su Narro, perro fiel? Cómo es que tenemos ganas de seguir nuestro proyecto personal como estaba planeado por nuestros padres? Termina la universidad mijito, no la vayas a cagar como nosotros… un chantaje de este tipo es el que muchas veces acude a nuestra mente cuando nos toca analizar si deberíamos apoyar una huelga indefinida y general o si mejor hacemos como que apoyamos pero sin que pase nada, para que yo pueda seguir con mis planes…  un proyecto como el de la UNAM actualmente, como está planteado, no puede ofrecernos algo más que promesas y un status que no hace sino engañarnos, haciéndonos creer que somos personas de otro nivel. Pocas cosas nos han hecho tanto daño como la meritocracia con la que se legitiman las farsas, las falsas democracias nacionales de los países como el nuestro, en donde todo se mide en función de años de escolaridad, que no son otra cosa que años de obediencia.
Me parece que este momento histórico demanda de nosotros algo más que buenos deseos y buenas intenciones, demanda mínimamente un gran trabajo de reflexión personal, una búsqueda interior que nos recuerde lo que tenemos en común con los desaparecidos más allá de nuestras funciones sociales, a ver si recordamos de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos.

A ver si podemos extraer de este momento, la sustancia y podemos de una vez dejar atrás la apariencia. 

Ensayo.

…Símbolo> Convención> Comunidad>Grupo> Conjunto>Compartición> Relación>Relativoa> Presupone lo otro>Presupone al otro>Presupone exterioridad> Lo de afuera existe.

Qué es un presupuesto? Es algo que está ahí antes de ser supuesto. ¿Un supuesto es una inferencia? Un supuesto es una hipótesis. Eso supongo. Es un “creo que así es aunque no esté seguro”. Para mí, es posible que así sea. Es subjetivo. Es relativo. Soy este subjeto. Esta relación. La relación conmigo. En este diálogo. Para encontrarme. Para saber qué busco. Para entender lo que soy. Para entender lo que son los demás. Para comprender y encarnar el hecho epistemológico irrenunciable de que soy y somos la misma sustancia. Sustancia que se manifiesta de infinitas formas. Soy una forma infinita. Infinita es mi transformación. Infinitas han sido las veces que he querido atraparme siendo lo que soy mediante mi mente. Infinitas las veces que he fallado. Infinitas las veces que he recordado que infinitas son las libertades dispuestas a ser exploradas. Infinitas las veces que he tenido miedo de habitarlas. Infinitas son las posibilidades de que siga pensando en infinitos. Infinitos que  me cansan de tanto no concebirlos de tan infinitos que son. El infinito es todo lo que hubo, hay y habrá.

Necesito acotarme. Dejar de hablar de infinitos. Poner límites. Ordenar mis ideas. Clarificar mis objetivos. Saber cuándo, dónde y cómo. Intentar planificar lo que que es incontrolable. Planificar lo que se desea no es jugar a ser dios, es jugar a que se sabe utilizar las herramientas que mi cuerpo porta. Mi cerebro. Para que mi cerebro no me utilice a mí. El orden es adecuación. El orden es o no es. Distintos grados de orden hay. Sus fronteras son huracanes. Para que no distingamos entre ellos. Sus fronteras están a millones de años luz para que nos parezca inconcebible entender la diferencia de grado. El grado superior se ordena de una forma superior. El grado me remite a una extensión. A una amplitud. A un universo distinto en el mismo lugar. Requiero el orden porque vivo dentro de uno. Caracterizado de distintas maneras… infinitas maneras.


Ese orden de grado universal me contiene. A mí, pequeño desorden que se niega a ser ordenado por órdenes de grado parcial. Si sé que necesito de toda la información que pueda obtener de los órdenes parciales como el mío, también sé que aquellos órdenes están buscando asimilar a ese orden universal también, o eso debo suponer… para encontrar sentido. ¿El sentido? ¿un sentido? ¿los sentidos? no lo sé… para crearme un propósito mientras sigo encontrando señales de aquel propósito que me envió a este lugar y momento específicos, o aquellos propósitos. No soy YO quién eligió todo esto. Es una interacción de factores, quizá de historias de este tiempo y de otros tiempos. Puedo suponer que soy la consecuencia de todo lo que hubo antes de que yo saliera por la vagina de mi madre. Soy parte de la consecuencia, junto con todos los que nacieron en el mismo instante.

Acepto que he entendido que las palabras sólo pueden aspirar a ser reflejos. Sombras. Aún así decido usarlas. Porque el silencio no me es suficiente, al menos hoy. En realidad disfruto de escribir. Me permite ver las combinaciones que emanan de esta circunstancia específica que soy con todo lo que hay y me rodea. Esta circunstancia que soy hoy en el desierto.

Hablar de uno es hablar de una circunstancia, de un momento histórico más allá de cualquier nominación, es hablar de energías interactuando, es hablar de la unidad en todos sus momentos… del movimiento, del silencio, de lo sólido, de lo sustancial, de lo que hermana, de lo que divide.  

Escribir de uno es a su vez escribir de una circunstancia. De una guerra, de una calma, de un amor, de un terror.
Escribo porque la vanidad me habita, y me gusta saber que sé lo que sé porque soy parte de este todo que los es todo y del que no escapo y no quiero escapar, a menos que descubra de qué se trata todo. En ese momento sí, quizá quiera mudarme, pero antes de que mi razón pueda comprender el infinito, el PRI dejará de robar y asesinar.

Mi razón se quedara aquí, conmigo, tratando de encontrar el hilo negro, para alimentar el espíritu, para que se proyecto se despliegue. El proyecto de mi espíritu es un proyecto con un propósito en sí mismo, el proyecto de vivir, y de vivir expandiéndolo.

El espíritu es esa sustancia que anima. Como la parte activa de la energía. Lo vivo que se distingue de lo inanimado, lo inanimado es parte de la vida, como inercia, es lo inerte. El espíritu es lo animado. La inercia es lo inanimado.

Cada circunstancia contiene inercia y voluntad. Inercia histórica y voluntad transhistórica, voluntad que se sujeta al reconocimiento y reivindicación de una existencia autónoma, que se auto concibe, que es capaz de pensarse pensando. Que es capaz de concebirse autónomo aún dentro de la determinación, aún dentro de la inercia. Porque el infinito es finalmente, también un límite, un límite relativo a mí, a nosotros, y en ese sentido, igual a los demás límites. Es posible una autonomía relativa frente a esa inercia. El acuerdo para que esa autonomía sea un hecho de la conciencia y no un deseo de la inconsciencia es la posibilidad de aceptar la muerte como un hecho antes de que llegue. El reconocimiento de que todo tiene un fin, un momento de transformación, de purificación es la posibilidad misma de la infinitud de la voluntad, de la infinitud de la vida animada que es el espíritu. Su contención necesaria. Vida=Muerte. Inercia=Voluntad.

Lamente es capaz de seguir construyendo posibilidades dialógicas en las cuales entramparse. Hay muchas puertas que abrir,  pero sin claridad y organización interna, uno va dejando puertas abiertas. Puertas por las que entran toda clase de cosas cuando se olvida uno de cerrarlas, cuando la inercia le impide a uno regresar a cerrarlas.

Parece necesario no abrir tantas puertas sino desarrollar un sistema que permita elegir mejor, para abrir menos puertas. Para reconocer el camino de vuelta a casa, de vuelta al cuerpo, de vuelta a la tierra, de vuelta al presente. Casa=Presencia

Cómo sería un sistema que me permitiera elegir mejor? Sería un sistema que expandiera lo que hay de útil en esto que soy para éstos y éstas que son dónde nosotrxs estamos. Que expandiera la posibilidad de hacernos reír en la situación que lo amerite. Que expandiera la posibilidad de que nuestras palabras retraten de mejor manera la realidad para los demás. Sería uno que nos permitiera manifestar las posibilidades que hay en nuestro subconsciente para recombinar lo que hay y transgredir con esa interacción específica de nuestra mezcla y la situación, todas las formas que operen con la intención de suplantar la voluntad de Gaia. Un sistema que nos permita hacer magia, en el sentido de ver lo que otros no ven, y hacer lo que nadie imagina para conseguir qu el flujo se dé de acuerdo a nuestras consideraciones convenidas, en función de nuestros acuerdos, y en razón de una voluntad de la que todos nos alimentamos, la voluntad de la tierra, con sus frutos y sus necesidades. Que nos permitiera aceptar la determinación para entonces entender nuestra autonomía frente a los que son como nosotros. Que nos permitiera establecer las condiciones para que sintamos un profundo amor por la vida en lo general, y para aceptar el dolor que venga ocasionalmente a recordarnos que tenemos la necesidad de sentirlo, para entender la realidad. Sería también un sistema que nos permitiera organizarnos. Que nos pusiera en situaciones donde la armonía sea posible, aún cuando sea incomprensible.

Ese sistema nuestro no lo construyo YO, lo construimos Nosotrxs . Y de la interacción efectiva entre nosotros, de la permanencia de nuestra concepción de nuestra relación como sustancialmente iguales, y de la posibilidad de comprendernos como libertades y no como prisiones, depende por entero la unidad de este

…Símbolo> Convención> Comunidad>Grupo> Conjunto>Compartición> Relación > Presupone lo otro>Presupone al otro>Presupone exterioridad> Lo de afuera existe.

…depende por entero que lo de afuera y lo de adentro sean concebidos por nuestra mente como una y la misma cosa, depende de esto que la guerra entre nosotrxs termine.

¿Cómo terminar con la guerra? Huyendo.
Pero nosotros no vamos a dejar a nuestros compañeros en la cárcel.
Vamos a ir por ellos aunque nos metan también a nosotros.
¿Pero no querías que nuestro compañero no esté en la cárcel?
¿Por qué de pronto ves como una opción el hecho de que los dos sean ahora los que estén ahí?
Por la amistad.
Es un gran detalle. Su amistad es más importante para ti que tu libertad. Eso es un acto heroico. De nada importa que alguien que valora su amistad tanto como tú valoras la de él, vaya a querer que lo encierren. Y a lo mejor lo consigue…

Eso es! Que nos encierren a todos. Cometamos multitudinariamente un delito que se persiga de oficio, por parte del Estado, ¿Qué haría el Estado ante la confesión de 50 mil personas de haber sido autores intelectuales y materiales de un crimen? ¿De ataques a las vías de comunicación por ejemplo?

¿Qué pasaría si asumiéramos que ya somos criminales? Qué nos avergüenza de serlo?

Las buenas costumbres? Esas serían para esta subjetividad, las costumbres de aquellxs que sintieron la libertad en las más oscuras prisiones. Es decir, en el peor de los escenarios, aquel en el cual ya no hay para dónde moverse, ahí donde los fantasmas adquieren un carácter grotesco y nos violentan al extremo. Ahí donde el torturador devela su cara putrefacta de tanto vacío y tanto dolor. Ahí, en ese lugar, puede habitar la calma de quien es capaz de apuntar hacia la libertad, como destino, y al amor como medio. Sería para mí, una buena costumbre… no pisar a nadie y no aceptar la manipulación y la mentira.
La mentira de que La Ley dice La Verdad y la manipulación que de la violencia hace el miedo que nos devora, aceptando que ella sea ejercida sobre nosotros por un poder impersonal, que no nos da explicaciones y no acepta contestaciones. Porqué dejarnos golpear? Sé que si no pudiera gozar, seguiría intentándolo. Y sé que si se me presentara una situación límite con el horror como protagonista sé que YO pelearía por nuestras vidas. Sé que nosotros pelearíamos por nuestras vidas.



¿Cómo opera la inconsciencia en la situación límite? De qué se disfraza el inconsciente colectivo universal, -la inercia social histórica- en las situaciones? ¿Cómo detectar a lxs conscientes de los inconscientes en cada situación? –Recuerdo- lo anormal en una situación límite, es lo normal. Del Libro de Frankl. “El hombre en busca de sentido”. Si esto es así, lo “normal” en una situación límite es profundamente, anormal. Por ahí se debe empezar, para ir en búsqueda del inconsciente que está a punto de hacer que todo estalle. La única posibilidad de dirigir esa energía conjunta en potencia hacia el flujo elegido por la consciencia.
La estructura profunda del Proceso… primera parte.


Noam Chomsky ha manifestado ya que existe en el niño, una estructura profunda –con una lógica que le es propia- que se manifiesta independiente del “proceso educativo” al que aquel es arrojado desde el momento de su nacimiento. Sí, la vida es el proceso educativo per se, la vida es en sí “El proceso de los procesos”.

Digamos que “El Proceso” es un único proceso. Cada una de las manifestaciones particulares de ese proceso se haya subordinada a éste, tal es su naturaleza, ser la estructura única y original. La unidad de los elementos que funda la forma. Digamos que, sin unidad, no hay sistema, sin unidad en cada relación no hay vitalidad, sin interacción reciproca, no hay ánimo, energía, vida.

Sostengo que la unidad es el presupuesto de todo conocimiento de la realidad, la posibilidad misma de reconocer las conexiones que impulsan a la sustancia a cambiar de cuerpo, a transformarse de una forma a otra.

Sostengo también que la unidad es un presupuesto físico y metafísico, natural y cultural,
es un hecho y al mismo tiempo una premisa, es decir, contiene en sí, toda la sustancia del “Proceso”, toda la energía que anima el movimiento del conjunto universal, “aquella estructura profunda se manifiesta en el ser, como un fenómeno propio, con una naturaleza lógica inherente que dirige su curso en función de su propósito, propósito que constituye “el gran misterio de la conciencia” el rumbo hacia el infinito de las posibilidades intuidas.

La unidad fundamenta la estructura profunda como un sistema complejo universal que se realiza en una interacción infinita entre formas de energía vitales e inerciales, manifestadas en una continua recombinación de la sustancia una. Esta mezcla constante deviene en equilibrios y desequilibrios que sostienen el cuerpo según la cualidad de la sustancia que lo anima, estos equilibrios y desequilibrios dependen de los grados de voluptuosidad de la energía, cada interacción produce una forma particular de manifestación, a veces produce formas sutiles e invisibles y otras veces evidentes rocas que chocan con todo, generando explosiones llamativas. Cada forma particular que adquiere la sustancia es en sí una personalidad, un símbolo específico que remite a algo más extenso o más diminuto que es distinto, singular. Esa distinción genera un espacio vacío, el espacio, donde nada es nada, sin particularidades ni generalidades, el espacio a a donde el “Proceso” se dirije; si se concibe la libertad, es porque se concibe ese espacio al cual uno se mueve cuando ya no hay espacio, ese espacio es, por así decirlo, el “Proceso” hacia la libertad,  es así que concibo a la Libertad; como el espacio vacío al que se dirigen unidades  –distintas en la superficie- dentro del mismo “Proceso” y que son una comunidad, en tanto que identifican cada distinción como una posibilidad de acceso a la Libertad, de esta identificación depende la permanencia temporal de la unidad que constituye el “Proceso”mismo, la permanencia de la conciencia del “Proceso” en común, es la permanencia de la comunidad. Esta distinción funda la separación analítica y luego dialéctica entre Voluntad y Circunstancia, entre aquello que es único en cada uno y que constituye la referencia base para distinguir nuestra función particular en el movimiento general, para distinguir las libertades, que las distinciones hacen posibles para mantener la comunidad. El cómo de la unidad permanente…

Continuando con este acto que se pretende a sí mismo como un ejercicio analítico- dialéctico, establezco que la pertinencia  de este texto descansa en el manto sutil de la sustancia, aquel terreno de la conciencia que está abierto a la exploración, y al cual uno debe entrar con seguridad y arrojo, con una fe que se piense a sí misma como un acto de confianza pura, de certeza absoluta del reconocimiento de una unidad lógica propia, que permanece interactuando con el reflejo que de ella, construye La palabra, mi palabra, nuestra palabra.

Con este ejercicio de empuñar la palabra conocida en la superficie, se manifiestan aquellas otras que emergen de las profundidades de la inmensidad de la conciencia.
Este es en un sentido profundo, un acto de provocación, deseo provocar en ustedes y en mí, las revelaciones necesarias para descubrir cada vez más elementos del propósito de aquella inteligencia infinita que nos dota de señales a cada paso en nuestro particular proceso.
Es así, este documento no tiene otra finalidad, que la de plasmar desde la honestidad que plantea la aceptación de mi casi absoluta ignorancia, ciertas claves para establecer un diálogo constructivo con uno mismo, con la unidad en sí, con aquella estructura profunda a la que Chomsky se refiere.

¿Cómo comenzar el diálogo?

Vaciándose de certezas, acallando el ruido mental que se manifiesta a través de ocurrencias, pensamientos que no tienen que ver con el propósito manifestado: “dialogar con uno mismo”.
Es decir, se plantea primero un objetivo: “dialogar con uno mismo”.
¿Cómo confiar en la honestidad de esta intención? ¿cómo reconocer ésta como una intención de nuestra profundidad, si se concibe en nuestra mente navegando en el océano de las ocurrencias?
Es aquí fundamental la confianza en el poder de la intuición. La intuición, me dicen mis adentros, es aquella facultad nuestra, propiedad de toda sustancia viva, de aceptar el paso que se dá, como un paso verdadero, como un paso necesario hacia la verdad interior, como un paso que no elegimos racionalmente entre las múltiples opciones que nuestra mente concibe como posibles, sino como un paso que damos por el impulso de una verdad que trasciende aquellas verdades efímeras que circulan en nuestra mente, y que se diluyen en el momento crucial… en ese momento, sólo la confianza en que la decisión que se toma es la adecuada a nuestro propósito interior puede provocarnos el silencio necesario para comenzar a escucharse a uno mismo….

¿Cómo reconocer la voz de uno mismo?

La voz de uno mismo, se puede presentar, como una sensación mental de pleno significado, la concatenación de palabras fluye a través de nuestra mente de manera ordenada, de forma inusual para aquellos que como a mí, habitamos frecuentemente el desorden de la mente irreflexiva; reconozco la irreflexibilidad de mi mente en aquellos momentos en los que pienso lo que  hay, sin pensar en que lo que hay responde a una necesidad particular, para un momento particular; aquellos momentos en los que no pienso desde el presente. Es decir, reconozco los momentos y grados de mi irreflexibilidad  precisamente en los momentos de reflexividad profunda, en el diálogo profundo conmigo mismo.

Sólo de este diálogo logro sacar las palabras que llenan de certidumbre mi incertidumbre. Las palabras que llenan mi vacío para vaciarme otra vez al infinito…
Del análisis de estos diálogos extraigo conclusiones que visibilicen en un código compartido, en nuestro lenguaje, las certezas más profundas de mi ser, aunque las palabras que elija para manifestarlas no necesariamente despierten la sensación de plena significación en aquellos que de forma inercial o voluntaria, se hayan encontrado con estas palabras.

¿Cómo distingo los momentos de mi irreflexibilidad?

Se siente como un prisión.
Los momentos irreflexivos, son los momentos donde me siento inmerso en la inercia de la incomprensión, aquellos momentos de los que nada puedo decir ni pensar hacia mis adentros, porque desconozco de fondo su  naturaleza, aquellos momentos en los que siento que me contraigo ante el insostenible peso de la Historia. Aquel momento en donde me siento arrastrado por las consecuencias de las acciones del conjunto de los seres que han sido siempre, “la estructura profunda de nuestro ser”. El instante en el que la vida me obliga a reconocer que mi voluntad está atada al destino de todos, el momento en el que  la dimensión de mi responsabilidad se funde con la responsabilidad de la vida, es como un secuestro del propio sueño, que me arroja a una posible pesadilla o a un sueño aún más ambicioso, quizá el sueño de una época, el sueño del universo.

Así es, creo que la irreflexibilidad, es parte del “Proceso” como la contracara de nuestro deseo, de nuestra utopía personal. Es por ello necesaria para el “Proceso” en su conjunto, es el objetivo natural de la voluntad, su histórica contra, cuando su propósito es ser más de sí misma, cuando su propósito es derramarse en el universo como una fuerza que trascienda las condicionantes históricas, como un poder que se sobrepone a la voluntad del sistema cultural que lo condiciona, como un ejemplo.

El momento irreflexivo es la parte del “Proceso” que transcurre en el pensamiento, en  la visibilización de conceptos que emanan del universo inconsciente, o del subconsciente como Freud lo nominó.   La manifestación del subconsciente en la vigilia se da en los momentos en los cuales la voluntad se diluye con la inercia de la marea histórica, el subconsciente se manifiesta construyendo escenarios mentales para habitar, tal como lo hace en el sueño, reconstruye el presente a través de categorías que ocurren y tienen sentido en su mundo, al hacerlo crea instituciones, estructuras superficiales que dan sentido y un orden a algo que denomina cultura –su historia-, para proponerse, con ayuda del deseo –impulso vital -, un futuro al cual acudir, un horizonte.



Caracterizaremos a este momento de la vida subconsciente, como un momento en el que se detiene la atención a las necesidades de la presencia del cuerpo, para atender las necesidades del subconsciente, del propósito de la conciencia más allá del ejercicio de la voluntad –particular -consciente, es decir, para atender el propósito de aquella estructura profunda que entiendo como voluntad –universal- de una conciencia que sigue su propia lógica, y con un destino que ha constituido y constituirá siempre el gran misterio del Proceso en el cual estamos insertos,  empero, más allá de nuestra voluntad consciente, más allá de las preguntas que nos hagamos sobre  “El proceso”.

Normalidades pacificadas...




La normalidad forzada. Cuna del vacío que cobija nuestra serpiente realidad. Que devora y tritura. Que manifiesta que no quiere ser, ni decir, ni buscarle…
Que la cosa así es, que siempre ha sido así, que no será distinto.

Maquinas al servicio de otras máquinas. Y la vida, y lo verde, y lo multicolor se torna negro. Terrible presagio. A dónde vamos?  El infierno no era para después? El silencio no era de los cobardes? Qué nos queda por cuidar? Desde dónde? Escondido bajo la cama? Pacíficamente escondidos detrás de nuestra cotidianidad. De nuesto proyecto personal. Cualquier cosa yo me pelo. Cualquier extremo, yo me modero. Quiero mi salario. Quiero mi depa. Mi coche. Mis conciertos. Mis productos. Mis reconocimientos a mi notable desempeño. Quiero mis privilegios. Que los renuncien los tontos. Los privilegios hay que aprovecharlos. Aunque lo pudran todo. Aunque dividan. Aunque estratifiquen. Aunque aislen. Aunque hablen por mí. Aunque me roben el alma y me la canjeen por horas y horas de entretenimiento. De cualquier clase. Es mi derecho. Quiero todo lo que hay. No importa el precio. Quiero disfrutarlo todo. Aunque sepa que eso es imposible. Aunque sienta este vacío. Aunque sepa que todo se muere. Porque lo matan. Porque lo desollan. Porque lo asfixian. Quiero que todo siga igual. Para que mis decisiones tengan sentido. Cómo un nombramiento que nombre algo que ya no existe? Que siga existiendo! Aunque todo explote en mi cara. Aunque todos tiemble de rabia por mi indiferencia. Lo disfruto. Porque soy especial. Porque soy yo y no soy tú. Que estás peor. Que estás siendo humillado. Marginado. Explotado. Triturado. Pobre de ti. Que no pudiste acceder al banquete. Como yo. Que lo tengo todo. Que lo consumo todo. Que lo recorro todo. Pobre de ti. Que no pudiste ser como yo. Que no te dieron espacio. Que no te contemplaron. Ellos. Los que deciden. Los que te matan. Los que me reconocen. Que soy yo el único. Que soy yo el único. Pobre de ti. Que no serás. Será tu karma. Yo hago Yoga. Yo tengo salud. Pobre de ti que no tienes nada. Yo hago Reiki. Yo hago Squash. Yo toco el piano. La guitarra. Tú qué? Tú no? Que pena. Marcharé por ti. Si es viernes no. El sábado? Mmm… no. Dejémoslo para el Domingo. Uno de estos Domingos. Yo lucharé porque no te sientas tan mal de ser lo que eres. Para que te repartan algo. Votaré por los demócratas. Por la paz. Marcharé de blanco. Uno de estos domingos. Donaré a tu causa. Haré una fundación. Te sacaré una foto conmigo. Para que luego te tomen sólo a ti. Que te apoyen. Que te bañen. Que te maquillen. Para que parezcas un poco otro. El que sea. Que no sea tanto como tú. Ya sabes cómo les va.  Ya sabes. Quién hace algo por ti? Sólo yo. El único. Por eso estarás en deuda. Ya me pagarás. Ya me cobraré. Ya me lo agradecerás… no hay por qué.

Luna...

Peleará sin luchar…
escuchando lo que hay,
con eso trabaja,
con eso da, con eso recibe…
peleara sin luchar,
desde la fuerza que ha acumulado,
con el vaciado alimento,
 la fruta sin alma,
y el rostro cubierto,
con el ademán caído,
 y el coraje a cuestas,
con o sin nubes,
respetando el detalle…

 Han venido cayendo,
 llegado flotando,
 interpelando andares grises,
de antaño,
ilusos,
sórdidos,
diablos demoños…
 sintonías de un estado,
de un ciclo,
un tiempo…
 instante de este recuerdo,
 revelado,
imparable,
inaudito,
mágico,
escalofriante,
no sabe dónde parar,
excitado de tanto encierro,
en prisiones de cristal,
de tanto haber sido esclavo,
se le olvidaba que era ave,
no es que ya no volara,
es que sus alas han sido lastimadas,
de tanto dolerse,
no sabe si ha de salir,
 si volverá a ver el rostro,
sutil de quien lo anima,
la sustancia de su hermosura,
el color de su arquitectura,
como lobo alado y confiado,
quiere aullar sin timidez,
cada que se abran sus fauces,
al ver entrar en su jaula,
 la claridad de los ojos,
de aquella luna sin miedos,
que lo ha encontrado desnudo,

en el fondo de su niebla.

Si alguien no es libre ahí...

Si alguien no es libre ahí, yo tampoco lo soy. Es un principio bien básico…
La coartación que se da a través de una burla que se intenta disfrazar de inocente en el fondo es una acción de control. ¿Cómo puedo afirmar esto? No puedo negar el hecho de que a ustedes y a mí nos parece ver la realidad de diferente manera, es muy probable que al menos uno de ustedes hubiera interpretado la situación de manera distinta, es más… no voy a negar que la mayoría de ustedes opinaría otra cosa, este fantasma de las implicaciones epistemológicas de la subjetividad para acordar la verdad con otras acompaña siempre mis pensamientos. No quiero creer –por salud mental y emocional- que alguno de ustedes opinaría en el mismo sentido que  esta subjetividad que represento, prefiero, acordar con ustedes en este momento que no entendemos en un sentido, sino que casualmente, nuestras historias se enfrentan en una situación a una aventura de proyecciones, como pedazos de películas que se juntan para hacer un cadáver exquisito con nuestras vidas, -acordemos que queremos una muerte exquisita, que anhelamos estar en el final de la película, envueltos en , con flores negras y rojas arrojadas al rostro de nuestro espíritu. Ese en el que hemos querido creer, ese al que a veces hemos negado puntualmente a través ordenaciones lógicas y comprobables, y se nos ha vuelto encima como el poder que no reconoce subordinaciones, que se sabe único, letal y cumplido. Sólo es ser y no depende de si creemos que estamos cambiando, ser nos cambia y nos arroja, nos motiva a seguir igual o seguir al cambio…
No pretende ser una provocación, sé que esto ya lo han leído en otras palabras, -más    valiosas parar ustedes, y para mí-, trato de ser honesto… aunque a veces pienso fuertemente que no es tan importante lo que piensen de mí, como sí lo es como actuemos juntos, en cada situación, lo que piensen de estas palabras, se irá al mundo de las palabras donde ellas crean su propio camino, se entrelazan como mejor conviene para manifestarse en el canto, el dibujo y la poesía,  quienes han sentido aquel eterno momento de significación y bienestar profundo, y construirse la idea de que han podido vivir como piensan y pensar como viven… que son muy pocos…,  saben bien que su personalidad y las herramientas que utilizan para ser como son, no le son propias, no son propiedades de la subjetividad, no le pertencen a nadie particular, son partes absolutas de la única sustancia, independientes de nosotros como funciones, como propósitos culturales que interpretan el pasado para prever un futuro, somos también un único propósito, no sólo el cultural, es nuestra fe, pero la fe no es una superstición, la fe se parece a la sensación de enamoramiento, un profundo sentido que nos eleva, la certeza de un propósito, la convicción de la nobleza de nuestra búsqueda, una personalidad entendiéndose con el presente, en busca de encarnar el proceso del cambio en cuanto tal, como presencia en desarrollo, transformándose, deviniendo nada cuando lo era todo, aceptando negarse a sí misma, en función de ese supremo propósito, para nadar con la ola y no pelear con el mar… presencia que sabe que se va y que eso es lo que sigue…que bien… que mal… ahí dentro todo sigue igual… sabe que su sustancia tejerá sola la red que la magnifique como poder real, como acto mágico, en conexión profunda con las sabidurías que sólo son legibles para nuestro lenguaje simbólico cuando nuestros símbolos no están orientando el andar hacia la unificación a través de del medio hegemónico, la racionalidad, la conciencia del orden que nos dirije y que establece límites, fronteras temporales, necesarias para el seguimiento mental de sus identificaciones energéticas, que a través de conexiones neuronales  que interactúan con el flujo electromagnético, para establecer mecanismos de respuesta, -como el diálogo- construye identidades para cada identificación sustancial, ordenándola como parte en su memoria, espacio donde se relacionan las posibles nominaciones para designar, según el orden intuido, cada aspecto de la realidad que se percibe, se construyen biografías, geografías y calendarios; a través de nuestros signos, convertimos la vida en igualdad, la vida de los seres en tanto seres, la vida que es la muerte como proceso único en revelación y cambio, la vida del instante, en objetos animados por nuestra de su conciencia, su conciencia deriva en dualidad, luego, en multiplicidad… los recortes crecen exponencialmente…
Nuestra conciencia desarrolla lenguajes en la experiencia para designar lo real y lo posible…  eso signos los hemos construido históricamente, toda designación de la conciencia parte de la historia, y en este sentido, de nuestra cultura… espacios vacios, que son manifestados en la materialidad de sus medios – el habla, la escritura, la imagen-, para evocar conciencia ética, de su manifestación simbólica del orden que percibe sentimentalmente, y en cual actúa intuyendo…

Desde un razonamiento sobre “lo dialéctico”

Pensar, hablar y escribir sobre lo dialéctico es pensar, hablar y escribir desde lo dialéctico.
Lo dialéctico es el diálogo.
Con uno que se  va dividiendo…
¡ésta es la guerra!
Siiiiiiiiií!, ¡ésta es la guerra!, entonces,  ¿Qué es lo que no es?
No es paz
La paz separa
La paz es el camino de la paz y de la guerra.
La paz es relativa al camino.
¿Cuál camino?
El camino de la guerra y el camino de la paz.
No es necedad. Es una vuelta necesaria.
La paz nos separa hacia la paz tanto como la guerra nos separa hacia la guerra…
La guerra es la continuidad de la confrontación en el camino. La paz es la continuidad de la paz en el camino.
¿Cuál camino?
El nuestro.
Nosotros contribuimos a las continuidades.
Hacemos que las cosas perduren.
Y perduran…
Perdura la crisis,
El vacío de propósitos,
Perdura la colonización,
el imperialismo de la posibilidad a costa del presente,
Perdura la dominación, la imposición de ideas, y el uso de la fuerza.
Y perduran a su lado, en el diálogo…
la conciencia de la naturaleza de la presencia, que propone que
el presente persiste, trasciende lo posible, y no es ya imposible, es de hecho.
Y perduran a su lado , desde el miedo, fantasmas de viejas voces que pensarían de otra manera y que nos invitan a vivir en los objetos que hemos construido, nos invitan a vivir en los fantasmas de nuestras palabras, en las instituciones de nuestra lengua, a creer en el colonizador de nuestros territorios.

Lo dialéctico es nuestro enfrentamiento la conciencia significativa.
Con el poder que conoce el todo, y a todo da un lugar, una libertad para existir…
Como a nuestra posición frente a ellos, nosotros nos sabemos libres de elegir, nos sabemos condicionados por la unidad, nosotros entendemos que sin ella no existe el nosotros, que sin unidad no hay expansión, que sin unidad no hay trascendencia.

Nosotros reconocemos la trascendencia de esta conciencia nuestra más allá de esta historia. Sabemos que resolverá los problemas del futuro. Sabemos que cada acto tiene una reacción expansiva o degenerativa. Sabemos que nuestra función es cuidar nuestra vida y todo de lo que de ella depende. De nuestra comunidad. De nuestra autonomía. Del reconocimiento de la diferencia como una puerta a otro universo. De la comprensión de cualquier situación según el ritmo del cuerpo y su sustancia, del reconocimiento de los desequilibrios, de la prevención ante los ciclos. Nosotros dependemos de nuestra organización integral, de la aceptación de la negación, y de la negación de la aceptación.

Nosotros reconocemos también los límites de nuestra racionalidad, podemos hablar entre nosotros, utilizar las palabras para construir nuestr@s dios@s comúnes, y para construir  la literatura del absurdo, del  absurdo que somos y admitimos, nosotros, yo y los que son como yo, que en mí son todos, sabemos  utilizar el poder de la palabra. Nosotros no no y sí nos dividimos. Según lo vayamos acordando. Nosotros sabemos que estamos construyendo la libertad. La libertad de lo vivo de seguir viviendo. Sabemos que buscamos la salud, que es la unidad. Nosotros reconocemos que la salud de nuestro cuerpo depende de nuestras decisiones cotidianas, de la fuerza de nuestra conexión con nuestro espíritu. Nosotros nos situamos siempre en una de las partes. Nosotros reconocemos que no somos todos, que aunque nos sabemos únicos, aunque nos percibamos dioses en ciertas situaciones, sabemos que la realidad nos trasciende, y que vivir saludablemente en ella, depende de no enamorarnos de nuestros muertos, de dirigir nuestros fetiches mentales hacia el canal de la integración con la presencia. Nosotros necesitamos de escuchar y de ser escuchados. Nosotros requerimos medios libres de comunicación. Libres del rumor, de la trampa y la manipulación. Libres de la mente inconsciente. Libres de correr del amo. Libres de seguir a los esclavos. Nosotros no sabemos lo que somos, pero nos gusta imaginar escenarios donde lo que digamos y pensemos que somos, nos llene de dicha y pura alegría…
Nosotros sabemos que la vida es dicha, pura y bendita, cuando la vida queremos…
Que la vida sin presencia, es vida que no es vida,
Callejón sin salida.
Que la vida de la mente tiene su tope perfecto
con la acción y el movimiento,
Que el equilibrio se logra

No malogrando el intento.

Confianza pura confianza....

Para habitar la confianza permanente... sólo una consideración sistemática y atenta en cada situación...

No creerle más a sujetos que en los hechos actúen policialmente. No quiero decir despreciar, no queremos ser jueces, u otros policías, sólo no creerles más, porque no queremos seguir siendo engañados, porque da mucha hueva malograr la propia fuerza reponiéndose de las desilusiones, las desilusiones son chidas, nos estrellan contra nuestra querida tierra, pero no necesitamos más choques provocados por nuestra incapacidad de decir un NO rotundo en nuestra mente a ciertos escenarios planteados desde el miedo y la desconfianza, en la que habita la personalidad policial.

Se trata de no aceptar más justificaciones para golpear y encarcelar, física o simbólicamente a nadie. Se trata de ser honestos con la premisa de la responsabilidad circunstancial compartida, porque compartimos contexto, conductas, fetiches, vicios, que hacen más culero al ojete, y más pendejo al sensible. Al ojete que le gusta señalar a los demás por la pobreza de su existencia ética, estética, política y moral, y al pendejo que se deja guiar por esos ojetes.

Se trata de declarar que haremos un enérgico progreso hacia el lugar al que queremos ir, y no hacer depender de nadie esa batalla. Si la circunstancia parece obstaculizarnos, es porque no hemos comprendido la circunstancia,  honestamente…

Vemos que las cosas van mal en el planeta y en secreto desearíamos que todo cambiara sin necesidad de que nosotros cambiáramos, nos gusta o nos disgusta lo que somos y no hemos entendido de que no importa si nos gusta o no, hay que tomar decisiones y tienen que ser mejores de las que hemos venido tomando, hay que cambiar, por si vemos que la situación está en focos rojos, o por si vemos que la situación se torna favorable, o por si no vemos un carajo… hay que cambiar… dejar de estar como estamos. Cambiar esta nuestra casa, cambiarla por cambiar nomás…como dice la Negra.

¿Quienes son los que actúan policialmente? Los que quieren que nada cambie, que los marginados sigan siendo los marginados, los ricos sigan siendo los ricos, los pobres sigan siendo los pobres, los delincuentes sigan siendo los delincuentes. Quieren que nada se les mueva, quieren mandar, quieren dominar, quieren señalar, estigmatizar, quieren vivir su ilusión… quieren el control.


A la pinche chingada con ellos… hasta que cambien, hasta que abandonen su instrucción policial, que ya sabemos de dónde viene… oh gran Capital!

vuelo...

Más libre puedo ser,
Si dejo entrar lo que hay,
En el fondo de esta barriga,
De esta piedra sin espacio,
Poros de pies sin huesos,
Lágrimas brujas que no caen,
Magias inciertas,
Verdes funestas,
Lánguidas torpezas desiertas,
Vendrán sacudiéndose,
Devorándose,
Para entrar sin piedad,
Sin permiso,
En los fatigados ojos,
De quienes ven lo de siempre,
tatuarse con sus espinas,
sus parcas y  mondadientes,
sin mayor gracia,
ni vuelo,
como ángeles del desconsuelo,
andan y ocupan espacios,
que si bien no son de nadie,
pueden esperar ser de nuevo,
el asiento de ese instante,

en el que siento que vuelo.