Si alguien no es libre
ahí, yo tampoco lo soy. Es un principio bien básico…
La coartación que se
da a través de una burla que se intenta disfrazar de inocente en el fondo es
una acción de control. ¿Cómo puedo afirmar esto? No puedo negar el hecho de que
a ustedes y a mí nos parece ver la realidad de diferente manera, es muy
probable que al menos uno de ustedes hubiera interpretado la situación de
manera distinta, es más… no voy a negar que la mayoría de ustedes opinaría otra
cosa, este fantasma de las implicaciones epistemológicas de la subjetividad
para acordar la verdad con otras acompaña siempre mis pensamientos. No quiero
creer –por salud mental y emocional- que alguno de ustedes opinaría en el mismo
sentido que esta subjetividad que
represento, prefiero, acordar con ustedes en este momento que no entendemos en
un sentido, sino que casualmente, nuestras historias se enfrentan en una
situación a una aventura de proyecciones, como pedazos de películas que se
juntan para hacer un cadáver exquisito con nuestras vidas, -acordemos que
queremos una muerte exquisita, que anhelamos estar en el final de la película,
envueltos en , con flores negras y rojas arrojadas al rostro de nuestro
espíritu. Ese en el que hemos querido creer, ese al que a veces hemos negado
puntualmente a través ordenaciones lógicas y comprobables, y se nos ha vuelto
encima como el poder que no reconoce subordinaciones, que se sabe único, letal
y cumplido. Sólo es ser y no depende de si creemos que estamos cambiando, ser
nos cambia y nos arroja, nos motiva a seguir igual o seguir al cambio…
No pretende ser una
provocación, sé que esto ya lo han leído en otras palabras, -más valiosas parar ustedes, y para mí-, trato de
ser honesto… aunque a veces pienso fuertemente que no es tan importante lo que
piensen de mí, como sí lo es como actuemos juntos, en cada situación, lo que piensen
de estas palabras, se irá al mundo de las palabras donde ellas crean su propio
camino, se entrelazan como mejor conviene para manifestarse en el canto, el
dibujo y la poesía, quienes han sentido
aquel eterno momento de significación y bienestar profundo, y construirse la
idea de que han podido vivir como piensan y pensar como viven… que son muy
pocos…, saben bien que su personalidad y
las herramientas que utilizan para ser como son, no le son propias, no son
propiedades de la subjetividad, no le pertencen a nadie particular, son partes
absolutas de la única sustancia, independientes de nosotros como funciones,
como propósitos culturales que interpretan el pasado para prever un futuro,
somos también un único propósito, no sólo el cultural, es nuestra fe, pero la
fe no es una superstición, la fe se parece a la sensación de enamoramiento, un
profundo sentido que nos eleva, la certeza de un propósito, la convicción de la
nobleza de nuestra búsqueda, una personalidad entendiéndose con el presente, en
busca de encarnar el proceso del cambio en cuanto tal, como presencia en
desarrollo, transformándose, deviniendo nada cuando lo era todo, aceptando
negarse a sí misma, en función de ese supremo propósito, para nadar con la ola
y no pelear con el mar… presencia que sabe que se va y que eso es lo que sigue…que
bien… que mal… ahí dentro todo sigue igual… sabe que su sustancia tejerá sola
la red que la magnifique como poder real, como acto mágico, en conexión
profunda con las sabidurías que sólo son legibles para nuestro lenguaje
simbólico cuando nuestros símbolos no están orientando el andar hacia la
unificación a través de del medio hegemónico, la racionalidad, la conciencia
del orden que nos dirije y que establece límites, fronteras temporales,
necesarias para el seguimiento mental de sus identificaciones energéticas, que
a través de conexiones neuronales que
interactúan con el flujo electromagnético, para establecer mecanismos de
respuesta, -como el diálogo- construye identidades para cada identificación
sustancial, ordenándola como parte en su memoria, espacio donde se relacionan
las posibles nominaciones para designar, según el orden intuido, cada aspecto
de la realidad que se percibe, se construyen biografías, geografías y calendarios;
a través de nuestros signos, convertimos la vida en igualdad, la vida de los
seres en tanto seres, la vida que es la muerte como proceso único en revelación
y cambio, la vida del instante, en objetos animados por nuestra de su
conciencia, su conciencia deriva en dualidad, luego, en multiplicidad… los recortes
crecen exponencialmente…
Nuestra conciencia
desarrolla lenguajes en la experiencia para designar lo real y lo posible… eso signos los hemos construido
históricamente, toda designación de la conciencia parte de la historia, y en
este sentido, de nuestra cultura… espacios vacios, que son manifestados en la
materialidad de sus medios – el habla, la escritura, la imagen-, para evocar
conciencia ética, de su manifestación simbólica del orden que percibe
sentimentalmente, y en cual actúa intuyendo…
Desde un razonamiento
sobre “lo dialéctico”
Pensar, hablar y
escribir sobre lo dialéctico es pensar, hablar y escribir desde lo dialéctico.
Lo dialéctico es el
diálogo.
Con uno que se va dividiendo…
¡ésta es la guerra!
Siiiiiiiiií!, ¡ésta es
la guerra!, entonces, ¿Qué es lo que no es?
No es paz
La paz separa
La paz es el camino de
la paz y de la guerra.
La paz es relativa al
camino.
¿Cuál camino?
El camino de la guerra
y el camino de la paz.
No es necedad. Es una
vuelta necesaria.
La paz nos separa
hacia la paz tanto como la guerra nos separa hacia la guerra…
La guerra es la
continuidad de la confrontación en el camino. La paz es la continuidad de la
paz en el camino.
¿Cuál camino?
El nuestro.
Nosotros contribuimos
a las continuidades.
Hacemos que las cosas perduren.
Y perduran…
Perdura la crisis,
El vacío de
propósitos,
Perdura la
colonización,
el imperialismo de la
posibilidad a costa del presente,
Perdura la dominación,
la imposición de ideas, y el uso de la fuerza.
Y perduran a su lado,
en el diálogo…
la conciencia de la
naturaleza de la presencia, que propone que
el presente persiste,
trasciende lo posible, y no es ya imposible, es de hecho.
Y perduran a su lado ,
desde el miedo, fantasmas de viejas voces que pensarían de otra manera y que
nos invitan a vivir en los objetos que hemos construido, nos invitan a vivir en
los fantasmas de nuestras palabras, en las instituciones de nuestra lengua, a
creer en el colonizador de nuestros territorios.
Lo dialéctico es
nuestro enfrentamiento la conciencia significativa.
Con el poder que
conoce el todo, y a todo da un lugar, una libertad para existir…
Como a nuestra
posición frente a ellos, nosotros nos sabemos libres de elegir, nos sabemos
condicionados por la unidad, nosotros entendemos que sin ella no existe el nosotros,
que sin unidad no hay expansión, que sin unidad no hay trascendencia.
Nosotros reconocemos
la trascendencia de esta conciencia nuestra más allá de esta historia. Sabemos
que resolverá los problemas del futuro. Sabemos que cada acto tiene una reacción
expansiva o degenerativa. Sabemos que nuestra función es cuidar nuestra vida y
todo de lo que de ella depende. De nuestra comunidad. De nuestra autonomía. Del
reconocimiento de la diferencia como una puerta a otro universo. De la
comprensión de cualquier situación según el ritmo del cuerpo y su sustancia,
del reconocimiento de los desequilibrios, de la prevención ante los ciclos.
Nosotros dependemos de nuestra organización integral, de la aceptación de la
negación, y de la negación de la aceptación.
Nosotros reconocemos
también los límites de nuestra racionalidad, podemos hablar entre nosotros,
utilizar las palabras para construir nuestr@s dios@s comúnes, y para
construir la literatura del absurdo,
del absurdo que somos y admitimos,
nosotros, yo y los que son como yo, que en mí son todos, sabemos utilizar el poder de la palabra. Nosotros no
no y sí nos dividimos. Según lo vayamos acordando. Nosotros sabemos que estamos
construyendo la libertad. La libertad de lo vivo de seguir viviendo. Sabemos
que buscamos la salud, que es la unidad. Nosotros reconocemos que la salud de
nuestro cuerpo depende de nuestras decisiones cotidianas, de la fuerza de
nuestra conexión con nuestro espíritu. Nosotros nos situamos siempre en una de
las partes. Nosotros reconocemos que no somos todos, que aunque nos sabemos
únicos, aunque nos percibamos dioses en ciertas situaciones, sabemos que la
realidad nos trasciende, y que vivir saludablemente en ella, depende de no
enamorarnos de nuestros muertos, de dirigir nuestros fetiches mentales hacia el
canal de la integración con la presencia. Nosotros necesitamos de escuchar y de
ser escuchados. Nosotros requerimos medios libres de comunicación. Libres del
rumor, de la trampa y la manipulación. Libres de la mente inconsciente. Libres
de correr del amo. Libres de seguir a los esclavos. Nosotros no sabemos lo que
somos, pero nos gusta imaginar escenarios donde lo que digamos y pensemos que
somos, nos llene de dicha y pura alegría…
Nosotros sabemos que
la vida es dicha, pura y bendita, cuando la vida queremos…
Que la vida sin
presencia, es vida que no es vida,
Callejón sin salida.
Que la vida de la
mente tiene su tope perfecto
con la acción y el
movimiento,
Que el equilibrio se
logra
No malogrando el
intento.