Nos faltan 43

Nos faltan 43

lunes, 29 de diciembre de 2014

Si alguien no es libre ahí...

Si alguien no es libre ahí, yo tampoco lo soy. Es un principio bien básico…
La coartación que se da a través de una burla que se intenta disfrazar de inocente en el fondo es una acción de control. ¿Cómo puedo afirmar esto? No puedo negar el hecho de que a ustedes y a mí nos parece ver la realidad de diferente manera, es muy probable que al menos uno de ustedes hubiera interpretado la situación de manera distinta, es más… no voy a negar que la mayoría de ustedes opinaría otra cosa, este fantasma de las implicaciones epistemológicas de la subjetividad para acordar la verdad con otras acompaña siempre mis pensamientos. No quiero creer –por salud mental y emocional- que alguno de ustedes opinaría en el mismo sentido que  esta subjetividad que represento, prefiero, acordar con ustedes en este momento que no entendemos en un sentido, sino que casualmente, nuestras historias se enfrentan en una situación a una aventura de proyecciones, como pedazos de películas que se juntan para hacer un cadáver exquisito con nuestras vidas, -acordemos que queremos una muerte exquisita, que anhelamos estar en el final de la película, envueltos en , con flores negras y rojas arrojadas al rostro de nuestro espíritu. Ese en el que hemos querido creer, ese al que a veces hemos negado puntualmente a través ordenaciones lógicas y comprobables, y se nos ha vuelto encima como el poder que no reconoce subordinaciones, que se sabe único, letal y cumplido. Sólo es ser y no depende de si creemos que estamos cambiando, ser nos cambia y nos arroja, nos motiva a seguir igual o seguir al cambio…
No pretende ser una provocación, sé que esto ya lo han leído en otras palabras, -más    valiosas parar ustedes, y para mí-, trato de ser honesto… aunque a veces pienso fuertemente que no es tan importante lo que piensen de mí, como sí lo es como actuemos juntos, en cada situación, lo que piensen de estas palabras, se irá al mundo de las palabras donde ellas crean su propio camino, se entrelazan como mejor conviene para manifestarse en el canto, el dibujo y la poesía,  quienes han sentido aquel eterno momento de significación y bienestar profundo, y construirse la idea de que han podido vivir como piensan y pensar como viven… que son muy pocos…,  saben bien que su personalidad y las herramientas que utilizan para ser como son, no le son propias, no son propiedades de la subjetividad, no le pertencen a nadie particular, son partes absolutas de la única sustancia, independientes de nosotros como funciones, como propósitos culturales que interpretan el pasado para prever un futuro, somos también un único propósito, no sólo el cultural, es nuestra fe, pero la fe no es una superstición, la fe se parece a la sensación de enamoramiento, un profundo sentido que nos eleva, la certeza de un propósito, la convicción de la nobleza de nuestra búsqueda, una personalidad entendiéndose con el presente, en busca de encarnar el proceso del cambio en cuanto tal, como presencia en desarrollo, transformándose, deviniendo nada cuando lo era todo, aceptando negarse a sí misma, en función de ese supremo propósito, para nadar con la ola y no pelear con el mar… presencia que sabe que se va y que eso es lo que sigue…que bien… que mal… ahí dentro todo sigue igual… sabe que su sustancia tejerá sola la red que la magnifique como poder real, como acto mágico, en conexión profunda con las sabidurías que sólo son legibles para nuestro lenguaje simbólico cuando nuestros símbolos no están orientando el andar hacia la unificación a través de del medio hegemónico, la racionalidad, la conciencia del orden que nos dirije y que establece límites, fronteras temporales, necesarias para el seguimiento mental de sus identificaciones energéticas, que a través de conexiones neuronales  que interactúan con el flujo electromagnético, para establecer mecanismos de respuesta, -como el diálogo- construye identidades para cada identificación sustancial, ordenándola como parte en su memoria, espacio donde se relacionan las posibles nominaciones para designar, según el orden intuido, cada aspecto de la realidad que se percibe, se construyen biografías, geografías y calendarios; a través de nuestros signos, convertimos la vida en igualdad, la vida de los seres en tanto seres, la vida que es la muerte como proceso único en revelación y cambio, la vida del instante, en objetos animados por nuestra de su conciencia, su conciencia deriva en dualidad, luego, en multiplicidad… los recortes crecen exponencialmente…
Nuestra conciencia desarrolla lenguajes en la experiencia para designar lo real y lo posible…  eso signos los hemos construido históricamente, toda designación de la conciencia parte de la historia, y en este sentido, de nuestra cultura… espacios vacios, que son manifestados en la materialidad de sus medios – el habla, la escritura, la imagen-, para evocar conciencia ética, de su manifestación simbólica del orden que percibe sentimentalmente, y en cual actúa intuyendo…

Desde un razonamiento sobre “lo dialéctico”

Pensar, hablar y escribir sobre lo dialéctico es pensar, hablar y escribir desde lo dialéctico.
Lo dialéctico es el diálogo.
Con uno que se  va dividiendo…
¡ésta es la guerra!
Siiiiiiiiií!, ¡ésta es la guerra!, entonces,  ¿Qué es lo que no es?
No es paz
La paz separa
La paz es el camino de la paz y de la guerra.
La paz es relativa al camino.
¿Cuál camino?
El camino de la guerra y el camino de la paz.
No es necedad. Es una vuelta necesaria.
La paz nos separa hacia la paz tanto como la guerra nos separa hacia la guerra…
La guerra es la continuidad de la confrontación en el camino. La paz es la continuidad de la paz en el camino.
¿Cuál camino?
El nuestro.
Nosotros contribuimos a las continuidades.
Hacemos que las cosas perduren.
Y perduran…
Perdura la crisis,
El vacío de propósitos,
Perdura la colonización,
el imperialismo de la posibilidad a costa del presente,
Perdura la dominación, la imposición de ideas, y el uso de la fuerza.
Y perduran a su lado, en el diálogo…
la conciencia de la naturaleza de la presencia, que propone que
el presente persiste, trasciende lo posible, y no es ya imposible, es de hecho.
Y perduran a su lado , desde el miedo, fantasmas de viejas voces que pensarían de otra manera y que nos invitan a vivir en los objetos que hemos construido, nos invitan a vivir en los fantasmas de nuestras palabras, en las instituciones de nuestra lengua, a creer en el colonizador de nuestros territorios.

Lo dialéctico es nuestro enfrentamiento la conciencia significativa.
Con el poder que conoce el todo, y a todo da un lugar, una libertad para existir…
Como a nuestra posición frente a ellos, nosotros nos sabemos libres de elegir, nos sabemos condicionados por la unidad, nosotros entendemos que sin ella no existe el nosotros, que sin unidad no hay expansión, que sin unidad no hay trascendencia.

Nosotros reconocemos la trascendencia de esta conciencia nuestra más allá de esta historia. Sabemos que resolverá los problemas del futuro. Sabemos que cada acto tiene una reacción expansiva o degenerativa. Sabemos que nuestra función es cuidar nuestra vida y todo de lo que de ella depende. De nuestra comunidad. De nuestra autonomía. Del reconocimiento de la diferencia como una puerta a otro universo. De la comprensión de cualquier situación según el ritmo del cuerpo y su sustancia, del reconocimiento de los desequilibrios, de la prevención ante los ciclos. Nosotros dependemos de nuestra organización integral, de la aceptación de la negación, y de la negación de la aceptación.

Nosotros reconocemos también los límites de nuestra racionalidad, podemos hablar entre nosotros, utilizar las palabras para construir nuestr@s dios@s comúnes, y para construir  la literatura del absurdo, del  absurdo que somos y admitimos, nosotros, yo y los que son como yo, que en mí son todos, sabemos  utilizar el poder de la palabra. Nosotros no no y sí nos dividimos. Según lo vayamos acordando. Nosotros sabemos que estamos construyendo la libertad. La libertad de lo vivo de seguir viviendo. Sabemos que buscamos la salud, que es la unidad. Nosotros reconocemos que la salud de nuestro cuerpo depende de nuestras decisiones cotidianas, de la fuerza de nuestra conexión con nuestro espíritu. Nosotros nos situamos siempre en una de las partes. Nosotros reconocemos que no somos todos, que aunque nos sabemos únicos, aunque nos percibamos dioses en ciertas situaciones, sabemos que la realidad nos trasciende, y que vivir saludablemente en ella, depende de no enamorarnos de nuestros muertos, de dirigir nuestros fetiches mentales hacia el canal de la integración con la presencia. Nosotros necesitamos de escuchar y de ser escuchados. Nosotros requerimos medios libres de comunicación. Libres del rumor, de la trampa y la manipulación. Libres de la mente inconsciente. Libres de correr del amo. Libres de seguir a los esclavos. Nosotros no sabemos lo que somos, pero nos gusta imaginar escenarios donde lo que digamos y pensemos que somos, nos llene de dicha y pura alegría…
Nosotros sabemos que la vida es dicha, pura y bendita, cuando la vida queremos…
Que la vida sin presencia, es vida que no es vida,
Callejón sin salida.
Que la vida de la mente tiene su tope perfecto
con la acción y el movimiento,
Que el equilibrio se logra

No malogrando el intento.

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