Para habitar la confianza permanente... sólo una consideración sistemática y atenta en cada situación...
No creerle más a sujetos que en los
hechos actúen policialmente. No quiero decir despreciar, no queremos ser
jueces, u otros policías, sólo no creerles más, porque no queremos seguir
siendo engañados, porque da mucha hueva malograr la propia fuerza reponiéndose
de las desilusiones, las desilusiones son chidas, nos estrellan contra nuestra
querida tierra, pero no necesitamos más choques provocados por nuestra
incapacidad de decir un NO rotundo en nuestra mente a ciertos escenarios planteados
desde el miedo y la desconfianza, en la que habita la personalidad policial.
Se trata de no aceptar
más justificaciones para golpear y encarcelar, física o simbólicamente a nadie.
Se trata de ser honestos con la premisa de la responsabilidad circunstancial
compartida, porque compartimos contexto, conductas, fetiches, vicios, que hacen
más culero al ojete, y más pendejo al sensible. Al ojete que le gusta señalar a
los demás por la pobreza de su existencia ética, estética, política y moral, y
al pendejo que se deja guiar por esos ojetes.
Se trata de declarar
que haremos un enérgico progreso hacia el lugar al que queremos ir, y no hacer
depender de nadie esa batalla. Si la circunstancia parece obstaculizarnos, es
porque no hemos comprendido la circunstancia,
honestamente…
Vemos que las cosas
van mal en el planeta y en secreto desearíamos que todo cambiara sin necesidad
de que nosotros cambiáramos, nos gusta o nos disgusta lo que somos y no hemos
entendido de que no importa si nos gusta o no, hay que tomar decisiones y
tienen que ser mejores de las que hemos venido tomando, hay que cambiar, por si
vemos que la situación está en focos rojos, o por si vemos que la situación se
torna favorable, o por si no vemos un carajo… hay que cambiar… dejar de estar
como estamos. Cambiar esta nuestra casa, cambiarla por cambiar nomás…como dice
la Negra.
¿Quienes son los que
actúan policialmente? Los que quieren que nada cambie, que los marginados sigan
siendo los marginados, los ricos sigan siendo los ricos, los pobres sigan
siendo los pobres, los delincuentes sigan siendo los delincuentes. Quieren que
nada se les mueva, quieren mandar, quieren dominar, quieren señalar,
estigmatizar, quieren vivir su ilusión… quieren el control.
A la pinche chingada
con ellos… hasta que cambien, hasta que abandonen su instrucción policial, que
ya sabemos de dónde viene… oh gran Capital!
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